CONTENIDO.

Los fariseos se reúnen para contender con CRISTO. JESÚS los reprende. Cura a un niño pobre y cura a un sordo y mudo.

ENTONCES vinieron a él los fariseos y algunos de los escribas que venían de Jerusalén. (2) Y cuando vieron a algunos de sus discípulos comer pan con manos inmundas, es decir, sin lavar, lo reprocharon. (3) Porque los fariseos y todos los judíos, a menos que se laven las manos a menudo, no coman, siguiendo la tradición de los ancianos. (4) Y cuando vienen del mercado, si no se lavan, no comen.

Y hay muchas otras cosas que han recibido para guardar, como lavar vasos y ollas, vasos de bronce y mesas. (5) Entonces los fariseos y los escribas le preguntaron: ¿Por qué tus discípulos no andan según la tradición de los ancianos, sino que comen pan con las manos sin lavar? (6) El respondió y les dijo: Bien Isaías profetizó de vosotros, hipócritas, como está escrito: Este pueblo me honra con sus labios, pero su corazón está lejos de mí.

(7) Pero en vano me rinden culto, enseñando como doctrinas mandamientos de hombres. (8) Por haber dejado a un lado el mandamiento de Dios, tenéis la tradición de los hombres, como el lavado de ollas y copas, y muchas otras cosas semejantes a las que hacéis. (9) Y les dijo: Bien vosotros rechazáis el mandamiento de Dios, para que guardéis vuestra propia tradición. (10) Porque Moisés dijo: Honra a tu padre y a tu madre; y el que maldice al padre o a la madre, que muera de muerte; (11) Pero vosotros decís: Si alguno dijere a su padre o a su madre: Es Corbán, es decir, un regalo, por lo que sea que yo te aproveche; será libre.

(12) Y no le dejáis hacer más por su padre o su madre; (13) Anulando la palabra de Dios por medio de vuestra tradición que habéis transmitido; y hacéis muchas cosas semejantes.

Sería muy provechoso para el lector observar el carácter espantoso de esos escribas y fariseos, y prestar atención a lo que el SEÑOR ha dicho de ellos. En medio de su odio y malicia hacia Jesús, ¿quién les parece igual en las profesiones de santidad? Lavarse las manos y las tazas y las ollas eran cosas inofensivas en sí mismas, si se les hubiera inducido a ver la necesidad de lavar el corazón.

Pero, en medio de esta piedad externa, JESÚS, que conocía su corrupción interna, la representa como la más terrible. El SEÑOR ciertamente lo rastreó hasta su origen, y mostró que eran de esa simiente que no podía sino pecar. Juan 8:44 ; Mateo 23:15 .

Hubiera sido bueno para la paz, pero no para el ejercicio del pueblo del SEÑOR, si la generación de los fariseos y los escribas hubiera cesado con ellos. Pero aunque la Iglesia ha sido perturbada en todas las épocas con tales, sin embargo, es para beneficio de la casa del SEÑOR. Porque cuando en cualquier momento el SEÑOR JESÚS, y su gran salvación, son por esta generación farisaica, levemente considerados, (como en el día de hoy) tiende más, bajo la gracia, a agradar a CRISTO en el corazón.

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