Aquí el SEÑOR cierra su discurso, y claramente muestra de quién es suya de entre los hombres del mundo. CRISTO es la Roca de las Edades, la Preciosa Piedra Angular que JEHOVÁ ha puesto en Sion. Y todos los que creen en él no perecerán jamás, mas tendrán vida eterna. Mientras que, por el contrario, aquellos que construyen sobre la arena de sus propios logros, cuando las tormentas de la vida les sobrevienen, se hunden bajo la presión desigual y son enterrados en las ruinas eternas de su propia confusión, y nunca vendrán a las habitaciones. de los bienaventurados. El final del sermón del SEÑOR fue, como era de esperar. Quedaron asombrados por su doctrina. Habló como nunca ha hablado nadie, y su palabra fue con poder.

REFLEXIONES.

¡LECTOR! Habiendo repasado todo este bendito Sermón de CRISTO, resumamos el contenido y roguemos a Dios el ESPÍRITU SANTO que escriba todas las verdades de gracia contenidas en él en nuestros corazones, y mientras escuchamos al Señor dando a su Iglesia el todo el Evangelio de Salvación, ¡oh! ¡Qué bendita consideración es que JESÚS mismo lo ha cumplido todo, y es todo para sus redimidos! ¡Que nunca la Iglesia de JESÚS olvide esto, sino que reciba a Cristo como el regalo del Padre y la salvación completa de JEHOVÁ hasta el fin de la tierra!

¡Precioso y bendito Señor JESÚS! para que mi alma escuche estos dichos tuyos y los abrace, que edificando sobre ti como fundamento, superestructura y todo, tanto de la Ley como de los Profetas, cuando el Señor se levante para sacudir terriblemente la tierra, pueda ser que se encuentra firme en la roca, contra la cual las puertas del infierno nunca prevalecerán. Despreciado como has sido, y todavía eres, por judíos y falsos cristianos, y piedra de tropiezo y roca de escándalo; sin embargo, tú eres para mí más preciosa que los montes de especias.

En tu persona, trabajo y oficinas; en tu carácter y relaciones; en tu justicia y salvación completas; sé tú mi Señor, mi esperanza y mi porción eterna. Señor, concede que nunca pueda edificar sobre el desempeño arenoso de nada mío, ni mezclar con tu trabajo completo el heno y el rastrojo de cualquier justicia legal, que no pueda soportar el viento del día de la ira de Dios; pero sé tú el todo en todos, de toda gracia aquí, y de gloria para siempre. Amén.

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