Moisés, aunque fiel como siervo en la casa de DIOS, sin embargo, participó de la misma enfermedad que toda la raza de Adán, de quien se dice: "No hay justo, ni aun uno". ¡Cuán dulce de nuevo, bajo esta perspectiva, es el recuerdo de tu inmaculada, inmaculada, santidad, querido JESÚS! quien, aunque tomó sobre ti nuestras enfermedades sin pecado, no tomaste ninguna de nuestras impurezas, sino que fuiste santo, inocente, sin mancha, apartado de los pecadores y hecho más alto que los cielos.

Hebreos 7:26 . ¡Lector! no pases por alto, en este lugar, la manifestación que aquí se hace de la santidad de JEHOVÁ: el SEÑOR no permitirá que la menor mancha del pecado pase desapercibida en sus siervos. ¡Cuán a menudo se menciona esta ofensa de Moisés y cómo se transmite a través de todas las edades de su iglesia! Piensa, por tanto, en qué santo DIOS celoso tenemos que ver, que será santificado en todos los que se le acerquen; y en la muerte de su HIJO unigénito ha dado una demostración tan terrible de su santidad.

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