REFLEXIONES.

Si el lector descubre a Jesús en medio de estos versículos, encontrará lo que el sabio ha observado en otra parte, y con la verdad se encuentra que es el caso, que su nombre es como ungüento derramado. El descubrimiento de su Persona, y la aprehensión de su carácter, relaciones y oficios por la fe, tiene el efecto bendito de hacer que las Escrituras lleguen a nuestro corazón. Y, de hecho, sin este descubrimiento, ¿qué se puede decir que aprendamos en un camino de salvación?

¡Y lector! ya sea que lo descubramos o no, dependamos de ello aquí está Jesús. Cristo está en todos, a través de todos y con todos. Él llena todo en la iglesia, la palabra, las promesas y los corazones de su pueblo. ¡Señor! abre mis ojos para ver las maravillas de tu ley. Abre mi corazón para sentir la plena influencia de tu gracia. Sé la suma y la sustancia de todas mis búsquedas y deseos, y forma en mi corazón la esperanza de gloria.

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