Porque con este fin, Cristo murió y resucitó y revivió, para ser Señor de los muertos y de los vivos. (10) Pero, ¿por qué juzgas a tu hermano? ¿O por qué menosprecias a tu hermano? porque todos estaremos ante el tribunal de Cristo. (11) Porque escrito está: Vivo yo, dice el Señor, que ante mí se doblará toda rodilla, y toda lengua confesará a Dios. (12) Entonces, cada uno de nosotros dará cuenta de sí mismo a Dios.

(13) Por tanto, no nos juzguemos más los unos a los otros, sino juzgad más bien esto: que nadie ponga tropiezo ni ocasión de caer en el camino de su hermano. (14) Yo sé, y estoy convencido por el Señor Jesús, que nada hay inmundo en sí mismo; pero al que lo estima por inmundo, le es inmundo. (15) Pero si tu hermano se aflige con tu comida, ahora no andas con caridad. No destruyas con tu comida a aquel por quien Cristo murió. (16) No sea, pues, mal hablado de vuestro bien:

No puedo renunciar al placer que me da al llamar la atención del lector sobre esa dulce Escritura, que tan benditamente habla, del gran fin y propósito de todo el ministerio de Cristo en la tierra, para su pueblo. Porque con este fin, (dice Pablo), Cristo murió y resucitó y revivió, para ser Señor tanto de los muertos como de los vivos. ¡Precioso Jesús! ¿Qué pruebas hay aquí de tu incomparable amor por tu Iglesia? Tú eres en verdad, y con justicia, el Señor de todo; reinando en todos ya través de todos los departamentos de la naturaleza, la providencia, la gracia y la gloria.

¡Monarca eterno, todopoderoso y eterno! Tus muertos vivirán. Sí, resucitarás a los muertos en delitos y pecados a la vida de gracia aquí; y resucitarás a los muertos en Cristo, a la vida de gloria en el más allá. ¡Bendito Jesús! ¿Y no levantarás mi alma ahora, durante todo el tiempo-estado de la Iglesia, para estar por encima de todos mis cuerpos agonizantes y mis afectos muertos? ¿No eres tú, Señor, resucitado y revivido, para que seas Señor tanto de los muertos como de los vivos? ¡Oh! por gracia, para escuchar diariamente tu voz llena de gracia y todopoderosa que dice: ¡Yo soy la resurrección y la vida! el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá jamás. Juan 11:25 .

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