Nada puede ser más hermoso que este cierre. Por una fe firme en la bondad divina, aunque el Salmo comenzó bajo el dolor más profundo, en la aprensión de la retirada de Dios, sin embargo, ahora, confiando en la fidelidad de Jehová, aquí está el pleno triunfo. La causa de Cristo, su Iglesia, sus redimidos, es la propia causa de Dios; y mientras el Señor Jehová prepara misericordia para sus redimidos y la liberación de todos sus enemigos, prepara sus corazones para recibirla. Y la liberación será tan grande, sus triunfos tan completos, y su salvación tan consumada, que al hombre de pecado no se le permitirá más oprimirlos. Aleluya. Amén.

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