REFLEXIONES

PIENSA, alma mía, mientras estás leyendo este salmo, si tales fueron los llamados de los santos del Antiguo Testamento a bendecir a Jehová, qué demandas están ahora sobre los creyentes del Nuevo Testamento, de vivir en un marco de alabanza y acción de gracias eternas por las misericordias indescriptibles de Jehová en Jesucristo. El conocimiento más elevado que tenían aquellos santos hombres de la antigüedad acerca de las misericordias de la redención, no eran sino sombras de las cosas buenas por venir, en comparación con lo que las almas de los redimidos tienen ahora para disfrutar en sustancia en Cristo Jesús.

Abraham, que vio el día de Cristo, lo vio de lejos; y David, aunque con el ojo de la fe, vio a su Hijo según la carne, que se levantaría para sentarse en su trono y reinar para siempre; Sin embargo, ¿qué podrían ambos, o todos, de hecho, esos héroes de la antigüedad, que murieron en la fe, sin haber recibido las promesas, conocer al Señor Jesucristo, en comparación con los más humildes de los creyentes regenerados ahora, que conocen a Cristo, y son convencidos de su unión e interés en él, y vivir en él y para él como el Señor nuestra justicia?

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