Hawker's Poor man's comentario
Salmo 113:9
Varias mujeres en la historia del Antiguo Testamento son pruebas de esta misericordia: y los santos del Nuevo Testamento, sin duda, podrían producir también sus Ana, Raquel e Isabel, 1Sa_1: 2; 1Sa_1: 19-20; Gen_30: 1-2; Gen_30: 22-23; Luk_1: 7; Luk_1: 13; Luk_1: 57. ¿Y cuál es en verdad la promesa dada a la iglesia gentil, sino que, más serán los hijos de la desolada que los hijos de la esposa casada? Isaías 54:1 .
Estos son dulces testimonios en prueba. Y el salmo, por tanto, termina como empezó, con Aleluya. El Señor le conceda gracia tanto al que ahora escribe como al que lee, para empezar y así terminar. Alabad al Señor.
REFLEXIONES
LECTOR, busquemos usted y yo la gracia para encender la llama celestial, y mientras el Espíritu Santo está pidiendo a la iglesia que bendiga al Señor, que desde el nacimiento del sol hasta su puesta, su nombre sea grande entre los Gentiles, que no nos quedemos callados, mañana o incluso; pero con el amanecer del día, así como cuando las sombras de la noche se ciernen sobre la tierra, bendigamos al Señor e invocamos a todo lo que está dentro de nosotros para alabar su santo nombre.
Y, ¡oh! ¡Qué innumerables motivos y argumentos surgen en todas direcciones, dentro, fuera y por todas partes, para ser sinceros y vivos en este bendito servicio! ¡Piensa, lector, en la condescendencia de Dios Padre al enviar a su Hijo para ser el Salvador del mundo! Piense en la gracia de Dios Espíritu, al hacer de los cuerpos de los santos su templo. ¡Y piensa en esa gracia y amor en Dios Hijo, que nos amó tanto que se entregó a sí mismo por nosotros! Lector, una eternidad entera no será suficiente para alabar, bendecir y adorar a Jehová, Padre, Hijo y Espíritu Santo, por estas cosas.
¡Oh! lector, digamos cada uno de nosotros: ¿Qué ha hecho Dios al acordarse de nosotros en nuestra humildad? porque su misericordia es para siempre. Ayúdanos, Señor, a alabarte, a amarte, a vivir para ti; para que cada día aumentemos, con toda la familia de la fe, alabando al Dios de nuestra salvación en la tierra, hasta que lleguemos al gozo eterno del Señor, y a verlo en gloria, para alabar al Padre, al Hijo, y Espíritu Santo, por toda la eternidad. Amén.