REFLEXIONES

¡Mi alma! ¿Puedes contemplar los dolores y las miserias de Israel en su cautiverio, y no recordar ese vasallaje y esclavitud más horribles en los que el pecado y Satanás te ataron durante muchos años? ¿Lloró Israel junto a las aguas de Babilonia, y colgó sus arpas en los sauces, bajo el sentido de la servidumbre a la que los había llevado su rebelión e ingratitud? ¿Y puedes olvidarte del ajenjo y la hiel, cuando, en un estado de naturaleza no despierta, estabas fuertemente atado en la miseria y el hierro de una cautividad, de la cual nadie sino el brazo de Jehová podría haberte librado? Aplica este punto de vista de la historia de la Iglesia a tu propio estado y circunstancias, en lo que es pasado, en lo que es ahora, y en lo que puedas ser bendecido en la revisión de la misma en el futuro.

Piensa en lo que fuiste una vez, cuando, como la Iglesia en Babilonia, el hombre fuerte armado guardaba la casa, y tú eras siervo y esclavo del pecado. Mira por cuya gracia y misericordia eres sacado. Acuérdate de quién ha dicho: Te escogí en el horno de la aflicción. Y recuerde a cuya gracia y salvación consumada se le debe atribuir, que ahora surgen las esperanzas de ser llevado a casa a la Jerusalén celestial, al esperar todas las bendiciones de la redención por parte del Señor Jesucristo.

Dios te salve, santo, misericordioso, omnipotente Salvador. ¡Bendito Jesús! cuando se cumplan los setenta años de la desolación de tu iglesia y tu pueblo; cuando el Señor, que en su propia gloriosa persona terminó la transgresión, puso fin a los pecados, hizo la reconciliación y trajo una justicia eterna, finalmente y completamente transformará la cautividad de sus redimidos; Entonces, Señor, llamarás a todo tu pueblo a casa, y los plantarás en tu santo monte, en el mismo cielo, del cual tomaste posesión en su nombre; y entonces todos los edomitas y los enemigos del Señor serán expulsado de tu presencia, mientras que tu pueblo se regocijará ante ti en aleluyas eternos y felicidad sin fin.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad