Cada verso está lleno de las mismas garantías de bondad divina, misericordia y amor. Dios en Cristo es justo, está cerca de su pueblo, está atento a ellos, los conoce, los ama, los protege, los bendice y los bendecirá hasta el final. Bien, que el salmo concluya con alabanzas. Y si oímos la voz de Jesús, al bendecir a Jehová por la redención de su pueblo en él y por él, toda boca y corazón se unirá al cántico y bendecirá a un Dios en Cristo para siempre. Amén.

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