Bendita conclusión para un estado de ánimo bendecido, cuando un alma está bien fundada en el pacto de justicia de Dios su Salvador; puede mirar a Dios como su Padre, a Jesús como su Pastor incansable y al Espíritu Santo como su Consolador. Jesús y su Espíritu Santo han ido delante, como la columna de la nube, nos han rodeado, seguido y rodeado como un escudo; y por lo tanto, en la experiencia de todo lo pasado, el creyente encuentra confianza en todo lo que vendrá. Es Jesús, que es el Alfa; y también es el Omega. Porque de él, y por él, y para él, son todas las cosas. A él sea la gloria y la alabanza por los siglos de los siglos. Amén.

REFLEXIONES

¡VIVA! Tú, gran Pastor de Israel, tú que pastoreas a José como a un rebaño. ¿No puedo mirar hacia arriba con humildad y llamarte, bendito Jesús, también mi Pastor? Ciertamente has sido enviado y designado por el Padre para tomar sobre ti el redil de todos tus redimidos, que compraste con tu sangre. ¿Y no sacarás del polvo a cada uno de ellos de su estado natural, antes de que sean llevados a tu redil? ¿No vas tras todo vagabundo a los montes, para buscarlos y reconocerlos, adonde fueron esparcidos en el día oscuro y nublado? Y cuando los encuentras, pastor bendito, ¿no los pones sobre tus hombros gozoso? Y cuando los llevas a casa, ¿no haces que tus ángeles se regocijen contigo por los que se perdieron? Ciertamente, Señor, tú has hecho todo esto por mí; me buscaste,

Me has traído al redil de tu iglesia, y nunca, nunca me faltará. ¡Dime, tú a quien ama mi alma, dónde alimentas, dónde haces descansar tu rebaño al mediodía! Sí, me alimentarás en pastos sanos, con tu palabra bendita y con tus ordenanzas; me harás beber de ese río, cuyas corrientes alegran la ciudad de Dios; me sanarás cuando esté enfermo; me atarás cuando me desgarres; me defenderás de la cueva de los leones y de los montes de leopardos; me vestirás con el manto de tu justicia; me apartarás de los machos cabríos y del inmundo; me harás recostar, con presente gozo y seguridad, sobre los verdes pastos de tu gloriosa persona y gloriosa obra, la justicia, las relaciones y el carácter de tu pacto; y luego me acostaré en tu seno,

¡Sí! ¡sí! Todopoderoso Pastor, todo esto e infinitamente más, harás por mí, en mí y por mí, hasta que lleves a casa todo tu rebaño en un solo redil; cuando todos pasen de nuevo bajo la mano del que los cuenta, para manifestar que de los que el Padre te ha dado, ninguno está, ni puede perderse; para que ninguna de tus ovejas se pierda, ni nadie las arrebata de tu mano y la de tu Padre. Y al fin, bendito Jesús, traerás todo tu redil alrededor de ti en gloria, donde los conducirás a fuentes de aguas vivas, y toda lágrima será enjugada de todos los ojos.

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