REFLEXIONES

LECTOR, ¡qué hermoso es contemplar a Jesús en la inmaculada exuberancia de su naturaleza! Porque con esa santidad siempre debemos conectar los intereses de su pueblo. Y de todas las súplicas para que un pobre pecador use un trono de gracia, la santidad de Jesús, como su justificación, es la más alta y la mejor; de hecho, el único motivo. ¡Oh! qué argumentos desconocidos se encuentran en esa santidad de Cristo, que pudo apelar a Jehová, y lo hizo, para examinar y probar y probar sus riendas y su corazón.

¡Precioso Cordero de Dios! ¡Creo que siento la confianza de ello! Ciertamente tiene una doble seguridad; porque aquí se mezclan la gracia del Padre y la justicia del Hijo. ¿Y puedo tener alguna aprensión justa de que mi Dios me condene por el pecado, mientras estoy buscando, a la manera de Dios, la aceptación en la perfecta justicia justificadora de su amado Hijo? Aquí, entonces, bendito Jesús, quiero adoptar tus propias palabras, cada vez que voy al propiciatorio, y digo: Juzgame, oh Señor, porque he caminado en la integridad de Jesús; He confiado en su justicia, por tanto, no resbalaré. De cierto, diré, en el Señor tengo justicia, y fuerza incluso para él he venido; porque dijiste: En él será justificada y se gloriará toda la simiente de Israel.

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