REFLEXIONES

Alma Mía, lee una y otra vez este bendito Salmo; y así, lee y medita acerca de las cosas más gloriosas de las que se habla en él, hasta que todos tus afectos sean llevados en santo rapto, alabanza y amor al Padre, Hijo y Espíritu Santo, por las maravillas de la redención tan hermosa y extensamente. establecido en él. ¡Mira, alma mía, cómo se unen todos los atributos de Jehová para lograr la salvación, mediante la unión de lo que nada más que el amor divino podría haber propuesto, y nada más que el poder divino podría haber logrado! ¡Mira cómo se reúnen todas las Personas sagradas para coronar a Jesús, Rey de Gloria! Aquí Dios y el hombre se encuentran en una sola persona, Cristo.

¡Aquí la ley y el evangelio, la justicia y la misericordia se encuentran en armonía! ¡Aquí el cielo y la tierra se unen, antes que el pobre se pierda! ¡Aquí un pacto de obras y un pacto de gracia se encuentran en la maravillosa persona de Jesús! Y aquí aprendemos una prueba evidente de que Dios puede ser justo para su propia gloria y, sin embargo, misericordioso con las transgresiones del pobre pecador, al justificar al impío.

Mira hacia arriba, alma mía, mira hacia arriba y contempla a tu Jesús, tu Redentor, tu Salvador. Seguramente nunca habrás hecho esto como deberías, si no contemplas en él lo que este Salmo registra: la misericordia y la verdad se unen, la justicia y la paz se besan. En él, y su justicia, su sangre y las gracias de su Santo Espíritu, buscas la honra y la gloria del Padre, y la seguridad de tu propia salvación eterna.

Y ¡oh! Deja que la conciencia de todo centrado en Cristo para la gracia aquí, te lleve a la esperanza y la confianza bienaventuradas, de que todo para la gloria de ahora en adelante debe centrarse también en él. En Cristo, Jehová recibe al pecador con perdón y misericordia en esta vida; y en Cristo se reúnen todas las manifestaciones de Jehová para dar felicidad y gloria a la iglesia por toda la eternidad. ¡Aleluya! Salvación a Dios y al Cordero. Amén.

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