REFLEXIONES

¡Bendito Redentor! Permíteme, cada vez que lea detenidamente este Salmo, aprender a celebrar tus triunfos y a mantener mi ojo y mi corazón firmemente fijos en ti, para que pueda escuchar con el oído de la fe y captar una llama santa del cántico devoto, mientras alabas a Jehová por todas las bendiciones de la salvación que has hecho para su Iglesia y su pueblo.

¡Sí! Tú santo Señor, quisiera gritar en el sagrado gozo, con la convicción de que de tus victorias participa todo tu pueblo. Y mientras, por la fe en ti y tu salvación, contemplo a todos los enemigos que ahora impiden nuestro progreso en el estado salvaje de tu Iglesia, puestos a un fin perpetuo, incluso ahora cantaré, aunque tan a menudo siento los efectos de su malicia. , liberación segura y segura, a través de ti, de todos mis pecados, dolores y pruebas, siendo más que vencedor por tu gracia ayudándome.

Y ¡oh! ven Señor, por la influencia de tu dulce Espíritu, ven y habita en medio de Sion, y anuncia todas las alabanzas de Jehová; para que tus redimidos resuenen en tus alabanzas, y sus corazones se regocijen en tu salvación. ¡Sí, precioso Jesús! serás, has sido, ahora eres, refugio de los oprimidos. Tú eres mi escondite y mi torre fuerte contra todos mis enemigos. Y consciente de mi interés en ti, mi unión contigo y mi incesante dependencia de ti, saldré, haciendo mención de tu justicia, incluso la tuya única.

Y hasta que me llames a casa para ver tu rostro y morar contigo para siempre, el sentido de tu amor mantendrá mi alma en sintonía, para alabarte aquí abajo, en el canto de fe de todos los días, y por y por fe. será consumida a la vista, y la gracia consumada en gloria eterna.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad