REFLEXIONES

Para cerrar esta breve, pero dulce escritura, no deje que el lector pase por alto el tierno cuidado y el amor vigilante de Dios el Espíritu Santo a la Iglesia, de manera uniforme, de Capítulo en Capítulo, mostrando el sorprendente contraste entre su pueblo y los impíos. Mientras que el rico mundano es llamado a llorar y aullar ante la terrible perspectiva de las miserias que le esperan, los fieles, aunque pobres en este mundo, pero ricos en fe, y herederos del reino, deben regocijarse en sus ejercicios y en su paciencia. para poseer sus almas, porque la venida del Señor se acerca.

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