Explicación, estudio y comentario bíblico de Daniel 1:3-8 verso por verso
El rey dijo a Aspenaz, jefe de sus funcionarios, que trajera de los hijos de Israel, del linaje real y de los nobles,
a jóvenes en quienes no hubiera ningún defecto, bien parecidos, instruidos en toda sabiduría, dotados de conocimiento, poseedores del saber y capaces para servir en el palacio del rey; y que les enseñara la escritura y la lengua de los caldeos.
El rey les asignó para cada día una ración de los manjares del rey y del vino que él bebía. Ordenó que se les educara durante tres años, para que al fin de ellos se presentaran al servicio del rey.
Entre ellos estaban Daniel, Ananías, Misael y Azarías, de la tribu de Judá.
A estos, el jefe de los funcionarios les puso nombres: A Daniel llamó Beltesasar; a Ananías, Sadrac; a Misael, Mesac y a Azarías, Abed-nego.
Pero Daniel se propuso en su corazón no contaminarse con la ración de la comida del rey ni con el vino que este bebía. Pidió, por tanto, al jefe de los funcionarios que no fuera obligado a contaminarse.