Explicación, estudio y comentario bíblico de Daniel 2:1-12 verso por verso
En el segundo año del reinado de Nabucodonosor, este tuvo un sueño; y su espíritu se perturbó, y no pudo dormir.
El rey mandó llamar a los magos, a los encantadores, a los hechiceros y a los caldeos para que le declararan sus sueños. Vinieron y se presentaron delante del rey.
Y el rey les dijo: — He tenido un sueño, y mi espíritu se ha turbado por entender el sueño.
Entonces los caldeos dijeron al rey en arameo: — ¡Oh rey, para siempre vivas! Di el sueño a tus siervos y te declararemos la interpretación.
El rey respondió y dijo a los caldeos: — De mi parte el asunto está decidido: Si no me dan a conocer el sueño y su interpretación serán descuartizados y sus casas serán convertidas en ruinas.
Pero si me declaran el sueño y su interpretación recibirán de mí regalos, presentes y grandes honores. Por tanto, declárenme el sueño y su interpretación.
Le respondieron por segunda vez diciendo: — Diga el rey el sueño a sus siervos y nosotros declararemos su interpretación.
El rey respondió: — Ciertamente yo me doy cuenta de que ustedes ponen dilaciones, porque ven que de mi parte el asunto está decidido:
Si no me dan a conocer el sueño, habrá una sola sentencia para ustedes. Ciertamente se han puesto de acuerdo para dar una respuesta mentirosa y corrupta delante de mí, entre tanto que las circunstancias cambien. Por tanto, díganme el sueño, para que yo sepa que también pueden declarar su interpretación.
Los caldeos respondieron delante del rey: — No hay hombre sobre la tierra que pueda declarar el asunto del rey, porque ningún rey grande y poderoso ha pedido cosa semejante a ningún mago ni encantador ni caldeo.
Además, el asunto que el rey pide es difícil, y no hay delante del rey quien lo pueda declarar, salvo los dioses, cuya morada no está con los mortales.
Por esto, el rey se enfureció y se airó muchísimo, y mandó que mataran a todos los sabios de Babilonia.