Explicación, estudio y comentario bíblico de Daniel 2:14-27 verso por verso
Entonces Daniel se dirigió con prudencia y discreción a Arioc, capitán de la guardia del rey, quien había salido para matar a los sabios de Babilonia.
Habló y dijo a Arioc, oficial del rey: — ¿Cuál es la causa por la que se ha promulgado este decreto tan severo de parte del rey? Entonces Arioc declaró el asunto a Daniel.
Daniel entró y pidió al rey que le diera tiempo para que le declarara la interpretación.
Luego Daniel fue a su casa y dio a conocer el asunto a Ananías, Misael y Azarías, sus compañeros,
a fin de implorar misericordia del Dios de los cielos con respecto a este misterio, para que Daniel y sus compañeros no perecieran junto con el resto de los sabios de Babilonia.
Entonces el misterio le fue revelado a Daniel en una visión de noche, por lo cual Daniel bendijo al Dios de los cielos.
Daniel habló y dijo: “¡Sea bendito el nombre de Dios desde la eternidad hasta la eternidad! Porque suyos son la sabiduría y el poder.
Él cambia los tiempos y las ocasiones; quita reyes y pone reyes. Da sabiduría a los sabios y conocimiento a los entendidos.
Él revela las cosas profundas y escondidas; conoce lo que hay en las tinieblas y con él mora la luz.
A ti, oh Dios de mis padres, te doy gracias y te alabo, porque me has dado sabiduría y poder. Y ahora me has dado a conocer lo que te hemos pedido, pues nos has dado a conocer el asunto del rey”.
Después de esto, Daniel entró a la presencia de Arioc, a quien el rey había comisionado para hacer perecer a los sabios de Babilonia. Fue y le dijo así: — No hagas perecer a los sabios de Babilonia. Llévame a la presencia del rey y yo declararé al rey la interpretación.
Entonces Arioc llevó apresuradamente a Daniel a la presencia del rey y le dijo así: — He hallado un hombre de los cautivos de Judá, quien dará a conocer al rey la interpretación.
El rey habló y preguntó a Daniel, cuyo nombre era Beltesasar: — ¿Podrás tú darme a conocer el sueño que tuve y su interpretación?
Daniel respondió en presencia del rey diciendo: — El misterio sobre el cual el rey pregunta, ni los sabios ni los encantadores ni los magos ni los adivinos lo pueden declarar al rey.