Explicación, estudio y comentario bíblico de Daniel 2:27-40 verso por verso
Daniel respondió en presencia del rey diciendo: — El misterio sobre el cual el rey pregunta, ni los sabios ni los encantadores ni los magos ni los adivinos lo pueden declarar al rey.
Pero hay un Dios en los cielos, quien revela los misterios. Él ha hecho saber al rey Nabucodonosor lo que ha de acontecer en los postreros días. Tu sueño y las visiones de tu cabeza en tu cama son estos:
Estando tú, oh rey, en tu cama, tus pensamientos se agitaban por saber lo que había de suceder en el porvenir; y el que revela los misterios te ha hecho saber lo que ha de suceder.
En cuanto a mí, me ha sido revelado este misterio, no porque la sabiduría que hay en mí sea mayor que la de todos los vivientes, sino para que yo dé a conocer al rey la interpretación y para que entiendas los pensamientos de tu corazón.
»Tú, oh rey, mirabas y he aquí una gran estatua. Esta estatua, que era muy grande y cuyo brillo era extraordinario, estaba de pie delante de ti; y su aspecto era temible.
La cabeza de esta estatua era de oro fino; su pecho y sus brazos eran de plata; su vientre y sus muslos eran de bronce;
sus piernas eran de hierro; y sus pies en parte eran de hierro y en parte de barro cocido.
Mientras mirabas, se desprendió una piedra, sin intervención de manos. Ella golpeó la estatua en sus pies de hierro y de barro cocido, y los desmenuzó.
Entonces se desmenuzaron también el hierro, el barro cocido, el bronce, la plata y el oro; y se volvieron como el tamo de las eras en verano. El viento se los llevó, y nunca más fue hallado su lugar. Y la piedra que golpeó la estatua se convirtió en una gran montaña que llenó toda la tierra.
»Este es el sueño. Y su interpretación también la diremos en presencia del rey:
Tú, oh rey, eres rey de reyes porque el Dios de los cielos te ha dado la realeza, el poder, la fuerza y la majestad.
Todo lugar donde habitan los hijos del hombre, los animales del campo y las aves del cielo, él los ha entregado en tus manos y te ha dado dominio sobre todos ellos. Tú eres aquella cabeza de oro.
Después de ti se levantará otro reino inferior al tuyo, y otro tercer reino de bronce, el cual dominará en toda la tierra.
El cuarto reino será fuerte como el hierro; y como el hierro todo lo desmenuza y pulveriza, y como el hierro despedaza, así desmenuzará y despedazará a todos estos.