Explicación, estudio y comentario bíblico de Daniel 3:16-23 verso por verso
Sadrac, Mesac y Abed-nego respondieron y dijeron al rey: — Oh Nabucodonosor, no necesitamos nosotros responderte sobre esto.
Si es así, nuestro Dios, a quien rendimos culto, puede librarnos del horno de fuego ardiendo; y de tu mano, oh rey, nos librará.
Y si no, que sea de tu conocimiento, oh rey, que no hemos de rendir culto a tu dios ni tampoco hemos de dar homenaje a la estatua que has levantado.
Entonces Nabucodonosor se llenó de ira y se alteró la expresión de su rostro contra Sadrac, Mesac y Abed-nego. Ordenó que el horno fuera calentado siete veces más de lo acostumbrado,
y mandó a hombres muy fornidos que tenía en su ejército que ataran a Sadrac, a Mesac y a Abed-nego para echarlos en el horno de fuego ardiendo.
Entonces estos hombres fueron atados, con sus mantos, sus túnicas, sus turbantes y sus otras ropas, y fueron echados dentro del horno de fuego ardiendo.
Porque la orden del rey era apremiante y el horno había sido calentado excesivamente, una llamarada de fuego mató a aquellos que habían levantado a Sadrac, a Mesac y a Abed-nego.
Y estos tres hombres, Sadrac, Mesac y Abed-nego, cayeron atados dentro del horno de fuego ardiendo.