Explicación, estudio y comentario bíblico de Daniel 3:24-29 verso por verso
Entonces el rey Nabucodonosor se alarmó y se levantó apresuradamente. Y habló a sus altos oficiales y dijo: — ¿No echamos a tres hombres atados dentro del fuego? Ellos respondieron al rey: — Es cierto, oh rey.
Él respondió: — He aquí, yo veo a cuatro hombres sueltos que se pasean en medio del fuego y no sufren ningún daño. Y el aspecto del cuarto es semejante a un hijo de los dioses.
Entonces Nabucodonosor se acercó a la puerta del horno de fuego ardiendo y llamó diciendo: — ¡Sadrac, Mesac y Abed-nego, siervos del Dios Altísimo, salgan y vengan! Entonces Sadrac, Mesac y Abed-nego salieron de en medio del fuego.
Y se reunieron los sátrapas, los intendentes, los gobernadores y los altos oficiales del rey para mirar a estos hombres; cómo el fuego no se había enseñoreado de sus cuerpos ni se había quemado el cabello de sus cabezas ni sus mantos se habían alterado ni el olor del fuego había quedado en ellos.
Nabucodonosor exclamó diciendo: — Bendito sea el Dios de Sadrac, de Mesac y de Abed-nego, que envió a su ángel y libró a sus siervos que confiaron en él y desobedecieron el mandato del rey; pues prefirieron entregar sus cuerpos antes que rendir culto o dar homenaje a cualquier dios, aparte de su Dios.
Luego, de mi parte es dada la orden de que en todo pueblo, nación o lengua, el que hable mal contra el Dios de Sadrac, de Mesac y de Abed-nego sea descuartizado, y su casa sea convertida en ruinas. Porque no hay otro dios que pueda librar así como él.