• Daniel 3:4

    el heraldo proclamó con gran voz: “Se ordena a ustedes, oh pueblos, naciones y lenguas,

  • Daniel 3:5

    que al oír el sonido de la corneta, de la flauta, de la cítara, de la lira, del arpa, de la zampoña y de todo instrumento de música, se postren y rindan homenaje a la estatua de oro que ha levantado el rey Nabucodonosor.

  • Daniel 3:6

    Cualquiera que no se postre y rinda homenaje, en la misma hora será echado dentro de un horno de fuego ardiendo”.

  • Daniel 3:7

    Por eso, tan pronto como oyeron todos los pueblos el sonido de la corneta, de la flauta, de la cítara, de la lira, del arpa, de la zampoña y de todo instrumento de música, todos los pueblos, naciones y lenguas se postraron y rindieron homenaje a la estatua de oro que había levantado el rey Nabucodonosor.

  • Daniel 3:8

    Por esto, en el mismo tiempo algunos hombres caldeos se acercaron y denunciaron a los judíos.

  • Daniel 3:9

    Hablaron y dijeron al rey Nabucodonosor: — ¡Oh rey, para siempre vivas!

  • Daniel 3:10

    Tú, oh rey, has dado la orden de que todo hombre que oiga el sonido de la corneta, de la flauta, de la cítara, de la lira, del arpa, de la zampoña y de todo instrumento de música, se postre y rinda homenaje a la estatua de oro;

  • Daniel 3:11

    y que el que no se postre y rinda homenaje sea echado dentro de un horno de fuego ardiendo.

  • Daniel 3:12

    Hay, pues, unos hombres judíos a quienes tú has designado sobre la administración de la provincia de Babilonia (Sadrac, Mesac y Abed-nego); estos hombres, oh rey, no te han hecho caso. Ellos no rinden culto a tus dioses ni dan homenaje a la estatua de oro que tú has levantado.

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