Explicación, estudio y comentario bíblico de Daniel 8:13-27 verso por verso
Entonces oí a un santo que hablaba, y otro de los santos preguntó al que hablaba: — ¿Hasta cuándo será solo visión el sacrificio continuo y durará la rebelión desoladora, y serán pisoteados el santuario y el ejército?
Y él le respondió: — Hasta dos mil trescientas tardes y mañanas. Luego el santuario será restaurado.
Sucedió que estando yo, Daniel, meditando en la visión y procurando entenderla, he aquí que alguien semejante a un hombre se puso de pie delante de mí.
Entonces oí una voz de hombre en medio del río Ulay, que gritó diciendo: — ¡Gabriel, explica a ese la visión!
Luego vino cerca de donde yo estaba. Y cuando llegó, me atemoricé y me postré sobre mi rostro. Pero él me dijo: — Comprende, hijo de hombre, porque la visión tiene que ver con el tiempo del fin.
Mientras él hablaba conmigo, caí adormecido en tierra, sobre mi rostro. Pero él me tocó y me puso en pie,
y me dijo: — He aquí que yo te mostraré lo que ha de venir al final de la indignación, porque el final será en el tiempo señalado.
En cuanto al carnero que has visto, que tenía cuernos, estos son los reyes de Media y de Persia.
El macho cabrío es el rey de Grecia. Y el cuerno grande que tenía entre sus ojos es el primer rey.
El cuerno que ha sido quebrado, y en cuyo lugar han aparecido cuatro cuernos, significa que cuatro reinos se levantarán de esa nación; pero no con la fuerza de él.
Al final del imperio de ellos, cuando los transgresores hayan llegado a su colmo, se levantará un rey de aspecto fiero y entendido en enigmas.
Su poder se incrementará, pero no por su propio poder. Él causará gran ruina y prosperará. Actuará arbitrariamente, y destruirá a los fuertes y al pueblo de los santos.
Con su sagacidad hará prosperar en sus manos el engaño y su corazón se engrandecerá. Por sorpresa destruirá a muchos. Contra el Príncipe de los príncipes se levantará; pero será quebrantado, aunque no por mano humana.
La visión de la tarde y de la mañana, que ha sido declarada, es verídica. Guarda tú la visión, porque es para muchos días.
Yo, Daniel, perdí las fuerzas y estuve enfermo algunos días. Cuando me recuperé, atendí los negocios del rey. Yo estaba asombrado por la visión y no había quien la entendiera.