Explicación, estudio y comentario bíblico de Deuteronomio 1:26-36 verso por verso
“Sin embargo, no quisieron subir. Más bien, fueron rebeldes contra el mandato del SEÑOR su Dios,
y murmuraron en sus tiendas, diciendo: ‘Porque el SEÑOR nos aborrece, nos ha sacado de la tierra de Egipto, para entregarnos en mano de los amorreos para destruirnos.
¿A dónde iremos? Nuestros hermanos han hecho desfallecer nuestros corazones diciendo: Este pueblo es más grande y más alto que nosotros. Las ciudades son grandes y fortificadas hasta el cielo, y también vimos allí a los anaquitas’.
Entonces les dije: ‘No se aterroricen ni tengan temor de ellos.
El SEÑOR, su Dios, quien va delante de ustedes, él combatirá por ustedes de la manera que lo hizo por ustedes en Egipto ante sus propios ojos,
como también en el desierto, donde han visto que el SEÑOR su Dios los ha traído, como trae un hombre a su hijo, por todo el camino que han andado, hasta que han llegado a este lugar’.
Aun con esto no creyeron al SEÑOR su Dios,
quien iba delante de ustedes en el camino, con fuego de noche y con nube de día, a fin de explorar el lugar donde habían de acampar, y para mostrarles el camino a seguir.
“Entonces el SEÑOR oyó la voz de las palabras de ustedes. Y se enojó y juró diciendo:
‘Ninguno de estos hombres de esta mala generación verá la buena tierra que juré dar a sus padres,
excepto Caleb hijo de Jefone. Él la verá; a él y a sus hijos les daré la tierra que él pisó, porque siguió al SEÑOR con integridad’.