Explicación, estudio y comentario bíblico de Deuteronomio 12:13-31 verso por verso
“Ten cuidado de no ofrecer tus holocaustos en cualquier lugar que veas.
Más bien, solo en el lugar que el SEÑOR haya escogido en una de tus tribus, allí ofrecerás tus holocaustos, y allí harás todo lo que yo te mando.
No obstante, en todas tus ciudades podrás matar y comer carne con todo tu apetito, según te haya bendecido el SEÑOR tu Dios. Tanto el que está impuro como el que está puro la podrán comer, como si se tratara de una gacela o de un venado.
Solo que no comerán la sangre; la derramarán sobre la tierra como agua.
“Pero en tus ciudades no podrás comer el diezmo de tu grano, de tu vino nuevo, de tu aceite, ni de las primeras crías de tus vacas y de tus ovejas, ni ninguna de las ofrendas votivas que prometes, ni tus ofrendas voluntarias, ni la ofrenda alzada de tu mano.
Más bien, delante del SEÑOR tu Dios, en el lugar que el SEÑOR tu Dios haya escogido, la comerás, tú con tu hijo, tu hija, tu siervo, tu sierva y el levita que está en tus ciudades, regocijándote delante del SEÑOR tu Dios por todo lo que tu mano ha emprendido.
Ten cuidado de no desamparar al levita en todos tus días sobre tu tierra.
“Cuando el SEÑOR tu Dios ensanche tu territorio como te ha prometido y tú digas: ‘Comeré carne’, porque tienes deseo de ella, podrás comer la carne con todo tu apetito.
Si está muy lejos de ti el lugar que el SEÑOR tu Dios haya escogido para poner allí su nombre, entonces matarás de tus vacas y de tus ovejas que el SEÑOR te haya dado, como yo te he mandado. Comerás en tus ciudades con todo tu apetito.
La comerás de la misma manera que se come la carne de la gacela o del venado; tanto el que está impuro como el que está puro la podrán comer.
Solo cuídate de no comer la sangre, porque la sangre es la vida; no comerás la vida junto con la carne.
No comerás la sangre, sino que la derramarás en la tierra como agua.
No comerás de ella, para que te vaya bien a ti y a tus hijos después de ti, cuando hagas lo recto ante los ojos del SEÑOR.
“Pero tomarás las cosas que hayas consagrado y tus ofrendas votivas, e irás al lugar que el SEÑOR haya escogido.
Ofrecerás tus holocaustos, la carne y la sangre, sobre el altar del SEÑOR tu Dios. La sangre de tus sacrificios será derramada sobre el altar del SEÑOR tu Dios, pero podrás comer la carne.
“Guarda y obedece todas estas palabras que yo te mando, para que cuando hagas lo bueno y recto ante los ojos del SEÑOR tu Dios, te vaya bien a ti, y a tus hijos después de ti, para siempre.
“Cuando el SEÑOR tu Dios haya destruido delante de ti las naciones a donde tú vas para desalojarlas, y las desalojes y habites en su tierra,
guárdate de que no caigas en la trampa siguiendo su ejemplo, después que hayan sido destruidas delante de ti. No indagues acerca de sus dioses, diciendo: “¿De qué manera rendían culto estas naciones a sus dioses para que también yo haga lo mismo?’.
No actuarás de esa manera con respecto al SEÑOR tu Dios. Ciertamente ellos hacen con sus dioses todo lo que el SEÑOR aborrece, pues aun a sus hijos y a sus hijas queman en el fuego para sus dioses.