Explicación, estudio y comentario bíblico de Deuteronomio 2:1-15 verso por verso
“Entonces nos volvimos y partimos hacia el desierto, rumbo al mar Rojo, como el SEÑOR me había dicho; y rodeamos por muchos días la región montañosa de Seír.
Y el SEÑOR me habló diciendo:
‘Bastante tiempo han rodeado estos montes; diríjanse hacia el norte.
Manda al pueblo diciendo: Cuando ustedes pasen por el territorio de sus hermanos, los hijos de Esaú que habitan en Seír, ellos tendrán miedo de ustedes. Pero guárdense mucho;
no contiendan con ellos. Yo no les daré de su tierra ni aun la huella de la planta de un pie, porque he dado a Esaú como posesión la región montañosa de Seír.
Les comprarán con dinero los alimentos que coman. También, adquirirán de ellos con dinero el agua que beban’.
El SEÑOR tu Dios te ha bendecido en toda la obra de tus manos. Él conoce tu caminar por este gran desierto. El SEÑOR tu Dios ha estado contigo estos cuarenta años, y ninguna cosa te ha faltado.
“Pasamos de largo a nuestros hermanos, los hijos de Esaú que habitan en Seír, por el camino del Arabá de Eilat y de Ezión-geber, y cambiando de dirección nos dirigimos rumbo al desierto de Moab.
Entonces el SEÑOR me dijo: ‘No molestes a Moab ni contiendas con ellos, porque no te daré posesión en su tierra. He dado Ar como posesión a los hijos de Lot’.
(Los emitas habitaron allí antes. Estos eran un pueblo grande y numeroso; eran altos como los anaquitas.
Aquellos, como los anaquitas, también eran considerados como refaítas, pero los moabitas los llamaban emitas.
También los horeos habitaban antes en Seír, pero los hijos de Esaú los desalojaron y los destruyeron delante de ellos. Luego habitaron en su lugar, así como ha hecho Israel en la tierra de su posesión que el SEÑOR les ha dado).
‘Levántense, pues, y crucen el arroyo de Zered’. “Así cruzamos el arroyo de Zered.
El tiempo que anduvimos desde Cades-barnea hasta que cruzamos el arroyo de Zered fue de treinta y ocho años, hasta que se acabó toda la generación de hombres de guerra de en medio del campamento, como el SEÑOR les había jurado.
La mano del SEÑOR también estuvo contra ellos para destruirlos de en medio del campamento, hasta acabarlos.