Explicación, estudio y comentario bíblico de Deuteronomio 2:26-37 verso por verso
“Desde el desierto de Cademot envié mensajeros a Sejón, rey de Hesbón, con un mensaje de paz, diciendo:
‘Déjame pasar por tu tierra. Iré solo por el camino. No me apartaré ni a la derecha ni a la izquierda.
Me venderás por dinero la comida que yo coma, y me darás por dinero el agua que yo beba. Solamente permíteme pasar a pie,
como hicieron conmigo los hijos de Esaú que habitan en Seír y los moabitas que habitan en Ar, hasta que yo cruce el Jordán hacia la tierra que el SEÑOR nuestro Dios nos da’.
Pero Sejón, rey de Hesbón, no quiso que pasáramos por su territorio, porque el SEÑOR tu Dios había endurecido su espíritu y obstinado su corazón para entregarlo en tu mano, como en el día de hoy.
“Entonces me dijo el SEÑOR: ‘Mira, yo he comenzado a entregar delante de ti a Sejón y su tierra. Comienza a tomar posesión de su tierra’.
“Sejón salió a nuestro encuentro, él con todo su pueblo, para combatir en Jahaz.
Pero el SEÑOR nuestro Dios lo entregó delante de nosotros, y lo matamos a él, a sus hijos y a todo su pueblo.
En aquel tiempo tomamos todas sus ciudades y las destruimos por completo. No dejamos ningún sobreviviente de los hombres, las mujeres y los niños.
Solo tomamos para nosotros los animales y el botín de las ciudades que capturamos
desde Aroer, que está en la ribera del río Arnón, y la ciudad que está en el valle, hasta Galaad. No hubo ciudad que fuera demasiado fuerte para nosotros; el SEÑOR nuestro Dios las entregó todas delante de nosotros.
Solamente no te acercaste a la tierra de los hijos de Amón ni a todo lo que está junto al río Jaboc ni a las ciudades de la región montañosa, según todo lo que el SEÑOR nuestro Dios nos había mandado.