Explicación, estudio y comentario bíblico de Deuteronomio 3:8-17 verso por verso
“En aquel tiempo tomamos la tierra desde el río Arnón hasta el monte Hermón, de mano de los dos reyes amorreos que estaban establecidos al otro lado del Jordán.
(Al Hermón los sidonios lo llaman Sirión, y los amorreos lo llaman Senir).
Tomamos todas las ciudades de la meseta, todo Galaad y todo Basán hasta Salca y Edrei, ciudades del reino de Og en Basán.
“Solo Og, rey de Basán, había quedado del resto de los refaítas. He aquí su cama, que era de hierro, ¿acaso no está en Rabá de los hijos de Amón? Ella tiene cuatro metros de largo por un metro ochenta centímetros de ancho.
“Esta tierra con sus ciudades que heredamos en ese tiempo desde Aroer en el río Arnón, hasta la mitad de la región montañosa de Galaad, se la di a los rubenitas y a los gaditas.
El resto de Galaad y todo Basán, que pertenecían al reino de Og, se lo di a la media tribu de Manasés. (Toda la región de Argob, toda la de Basán, era llamada la tierra de los refaítas).
“Jaír hijo de Manasés tomó toda la tierra de Argob hasta la frontera de los de Gesur y de los de Maaca, y la llamó por su propio nombre: Havot-jaír en Basán, hasta el día de hoy.
A Maquir le di Galaad.
Y a los rubenitas y a los gaditas les di desde Galaad hasta el río Arnón, el medio del río como frontera, y hasta el Jaboc, el río que marca la frontera de los hijos de Amón.
También les di el Arabá y el Jordán como límite, desde el Quinéret hasta el mar del Arabá, o mar Salado, hasta las faldas del Pisga, al oriente.