Explicación, estudio y comentario bíblico de Deuteronomio 32:9-30 verso por verso
Porque la porción del SEÑOR es su pueblo; Jacob es la parcela de su heredad.
“Lo halló en tierra desértica, en medio de la soledad rugiente del desierto. Lo rodeó, lo cuidó, lo guardó como a la niña de sus ojos;
como el águila que agita su nidada, revolotea sobre sus polluelos, extiende sus alas, los toma, y los lleva sobre sus plumas.
El SEÑOR solo lo guió; no hubo dioses extraños con él.
Lo hizo cabalgar sobre las alturas de la tierra y lo hizo comer los productos del campo. Hizo que chupara miel de la peña, aceite del duro pedernal,
mantequilla de las vacas, leche de las ovejas, con sebo de corderos y carneros, y machos cabríos de Basán. Con lo mejor del trigo y de la sangre de uvas bebiste vino.
“Jesurún se engordó y dio coces. (Te hiciste gordo, grueso y rollizo). Y abandonó al Dios que lo hizo; desdeñó a la Roca de su salvación.
Lo provocaron a celos con dioses ajenos; lo enojaron con abominaciones.
Ofrecieron sacrificios a los demonios, no a Dios; a dioses que no habían conocido, a dioses nuevos, llegados de cerca, a los cuales sus padres no temieron.
Te has olvidado de la Roca que te procreó; te has olvidado del Dios que te hizo nacer.
“El SEÑOR lo vio, e indignado desdeñó a sus hijos y a sus hijas.
Entonces dijo: ‘Esconderé de ellos mi rostro y veré cuál será su final; porque son una generación perversa, hijos en quienes no hay fidelidad.
Ellos me provocaron a celos con lo que no es Dios; me indignaron con sus vanidades. También yo los provocaré a celos con uno que no es pueblo; con una nación insensata les causaré indignación.
Porque fuego se ha encendido en mi furor y arderá hasta el fondo del Seol. Devorará la tierra y sus frutos, e inflamará los fundamentos de las montañas.
Yo añadiré males sobre ellos; con mis flechas los acabaré.
Serán abatidos por el hambre, y consumidos por la fiebre ardiente y por la amarga plaga. Contra ellos enviaré dientes de fieras junto con el veneno de serpientes que se arrastran en el polvo.
Afuera desolará la espada y adentro el espanto, tanto a los jóvenes como a las vírgenes, al que mama y al hombre con canas.
Yo dije: Yo los dispersaría; haría cesar su memoria de entre los hombres,
si no temiera la saña del enemigo, y que sus adversarios entiendan mal. No sea que ellos digan: Nuestra mano enaltecida hizo todo esto, y no el SEÑOR’.
“Son un pueblo al cual le falta juicio; no hay en ellos entendimiento.
Si fueran sabios, entenderían esto; comprenderían cuál sería su final.
¿Cómo podrá perseguir uno a mil? ¿Cómo harán huir dos a diez mil, si su Roca no los hubiera vendido, si el SEÑOR no los hubiera entregado?