Explicación, estudio y comentario bíblico de Deuteronomio 33:1-12 verso por verso
Esta es la bendición con la cual Moisés, hombre de Dios, bendijo a los hijos de Israel, antes de morir.
Él dijo: “El SEÑOR vino de Sinaí y de Seír les resplandeció. Apareció desde los montes de Parán y vino con miríadas de santos, y a su diestra fuego refulgente.
Ciertamente él ama a los pueblos. Todos sus santos están en sus manos. Ellos se postran a tus pies y reciben tus palabras.
“Moisés nos prescribió la ley, la heredad de la congregación de Jacob.
Él ha sido rey en Jesurún, cuando se congregaban los jefes del pueblo, la comunidad de las tribus de Israel.
“¡Viva Rubén, y no muera! Y sean numerosos sus hombres”.
Esto dijo acerca de Judá: “Escucha, oh SEÑOR, la voz de Judá; tráelo a su pueblo. Sus manos le basten, y sé ayuda contra sus enemigos”.
Dijo acerca de Leví: “Dale a Leví tu Tumim y tu Urim a tu hombre piadoso al cual probaste en Masá, y con quien contendiste en las aguas de Meriba.
El que dijo de su padre y de su madre: ‘No los conozco’. No reconoció a sus hermanos ni conoció a sus propios hijos. Pues ellos guardaron tu palabra y observaron tu pacto.
Ellos enseñarán tus juicios a Jacob, y tu ley a Israel. Pondrán delante de ti el incienso y sobre tu altar la ofrenda del todo quemada.
¡Bendice, oh SEÑOR, lo que ellos hagan! ¡Recibe con agrado la obra de sus manos! Hiere las espaldas de sus enemigos y de los que lo aborrecen, de modo que no se levanten”.
Dijo acerca de Benjamín: “El amado del SEÑOR habitará confiado cerca de él. Él lo protegerá todo el día, y entre sus hombros morará”.