• Deuteronomio 8:7

    “Ciertamente el SEÑOR tu Dios te introduce en una buena tierra: tierra de arroyos de agua, de manantiales y de fuentes del abismo que brotan en los valles y en los montes;

  • Deuteronomio 8:8

    tierra de trigo, de cebada, de vides, de higueras y de granados; tierra de olivos ricos en aceite y de miel;

  • Deuteronomio 8:9

    tierra en la cual no comerás el pan con escasez, pues nada te faltará en ella; tierra cuyas piedras son de hierro y de cuyas montañas extraerás cobre.

  • Deuteronomio 8:10

    Comerás y te saciarás, y bendecirás al SEÑOR tu Dios por la buena tierra que te habrá dado.

  • Deuteronomio 8:11

    “Cuídate de no olvidarte del SEÑOR tu Dios, dejando de guardar sus mandamientos, sus decretos y sus estatutos que yo te mando hoy.

  • Deuteronomio 8:12

    No sea que cuando comas y te sacies, cuando edifiques buenas casas y las habites,

  • Deuteronomio 8:13

    cuando se multipliquen tus vacas y tus ovejas, cuando se multipliquen la plata y el oro, y cuando se multiplique todo lo que tienes,

  • Deuteronomio 8:14

    entonces se llegue a enaltecer tu corazón y te olvides del SEÑOR tu Dios, que te sacó de la tierra de Egipto, de la casa de esclavitud.

  • Deuteronomio 8:15

    Él es quien te hizo caminar por un desierto grande y terrible, de serpientes ardientes y de escorpiones; una tierra sedienta donde no había agua. Él es quien sacó para ti agua del duro pedernal.

  • Deuteronomio 8:16

    Él es quien te sustentó en el desierto con maná, comida que no habían conocido tus padres, con el propósito de humillarte y probarte para al final hacerte bien.

  • Deuteronomio 8:17

    No sea que digas en tu corazón: ‘Mi fuerza y el poder de mi mano me han traído esta prosperidad’.

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