Explicación, estudio y comentario bíblico de Deuteronomio 9:20-29 verso por verso
“El SEÑOR también se enojó tanto contra Aarón como para destruirlo. Y también oré por Aarón en aquella ocasión.
“Yo tomé su pecado, el becerro que habían hecho, y lo quemé en el fuego. Lo desmenucé moliéndolo bien, hasta reducirlo a polvo, el cual arrojé a la quebrada que descendía del monte.
“También en Tabera, en Masá y en Quibrot-hataavah provocaron a ira al SEÑOR.
Y cuando el SEÑOR los envió desde Cades-barnea, diciendo: ‘Suban y tomen posesión de la tierra que yo les doy’, fueron rebeldes al mandato del SEÑOR su Dios y no le creyeron ni obedecieron su voz.
Han sido rebeldes contra el SEÑOR desde el día en que yo los conocí.
Yo me postré delante del SEÑOR cuarenta días y cuarenta noches; me postré, porque el SEÑOR dijo que los iba a destruir.
Oré al SEÑOR diciendo: Oh, SEÑOR Dios, no destruyas a tu pueblo, a tu heredad que has rescatado por tu grandeza, al cual sacaste de Egipto con mano poderosa.
Acuérdate de tus siervos Abraham, Isaac y Jacob. No mires la dureza de este pueblo ni su impiedad ni su pecado.
No sea que los de la tierra de donde nos sacaste digan: ‘Porque el SEÑOR no fue capaz de introducirlos en la tierra que les había prometido, o porque los aborrecía, los sacó para matarlos en el desierto’.
Pero ellos son tu pueblo y tu heredad que sacaste con tu gran poder y con tu brazo extendido.