(también ABDENAGO).
Es el nombre babilónico de Azarías, compañero de Daniel en Babilonia (Daniel 1:7). Juntamente con Mesac y Sadrac, fue nombrado como esclavo para servir al rey Nabucodonosor (Daniel 2:49). Cuando los tres jóvenes creyentes israelitas rehusaron adorar la estatua de oro que el rey había mandado levantar, se les condenó a morir en un horno de fuego (Daniel 3:13-22). Dios intervino para salvarlos (Daniel 3:24-26), y sus cargos oficiales les fueron restituidos (Deuteronomio 3:30). La fe de estos tres jóvenes ha servido de ejemplo a través de las edades tanto para los judíos en el Antiguo Testamento como para los cristianos, por saber resistir a quienes invitan a adorar ídolos o dioses falsos, o a dar más respeto a los hombres que a Dios (Hechos 11:33-34).