«padre de luz».

Hijo de Ner, tío de Saúl, era primo del rey (1 Samuel 14:51). Era el general del ejército de Saúl cuando David mató a Goliat, y presentó a David a Saúl (1 Samuel 17:55, 1 Samuel 17:57). Cuando Saúl acosaba a David en el desierto de Zif, descuidó Abner la protección del rey, y David le increpó como digno de muerte (1 Samuel 26:1-16). A la muerte de Saúl, Abner tomó partido de la hostilidad de las otras tribus contra la de Judá, y en Mahanáyim proclamó rey de Israel a un hijo de Saúl, Is-boset, enfrentándose abiertamente a David, proclamado rey en Judá (2 Samuel 2:8-10). Abner fue vencido en una de las batallas entre las dos casas, y Asael, hermano de Joab, se lanzó a la persecución de Abner, que se vio obligado, después de insistirle a que desistiera, a matarlo en defensa propia. Abner tomó por mujer a una anterior concubina de Saúl, Rizpá. Is-boset se lo reprochó a Abner, posiblemente pensando que esto indicaba un deseo de Abner de asumir él mismo el trono. Ello enfureció de tal manera a Abner que se rebeló contra su señor, e hizo pacto con David. Éste le puso por condición que le fuera devuelta Mical, su anterior esposa e hija de Saúl. Cumplida esta condición, David hizo una fiesta en honor de Abner y de sus hombres. En esto Joab, que había estado ausente, al conocer lo sucedido, y posiblemente celoso y temeroso de que Abner le arrebatara el puesto, lo mató a traición, dando como razón que Abner había dado muerte a su hermano Asael. David quedó muy afectado por este hecho, y lanzó una maldición sobre Joab (2 Samuel 3:6-39) que se cumplió, bajo Salomón, que siguió las últimas voluntades de su padre (1 Reyes 2:5; 1 Reyes 2:28-34). Pero es indudable que se ve el justo gobierno de Dios en la muerte de Abner. Fue por puntillo personal que se volvió a David, a pesar de que ya sabía muy bien, en tanto que prestaba su apoyo a la casa de Saúl, que David era el rey ungido por Dios.


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