Varios animales reciben este nombre en Palestina; generalmente se aplica a la más poderosa de las aves de rapiña y, con ella, a otras especies de animales rapaces, por lo cual figura entre los animales impuros. Vuela a gran altura, con rapidez y majestuosidad, guardando con ferocidad su nido. Tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento se cita frecuentemente en imágenes y comparaciones. Existen muchas variedades de águilas, y en Palestina se encuentran casi todas, siendo una de las más conocidas el águila real («Aquila heliacea»). El nombre hebreo designa también otras aves de rapiña, con las que no debe confundirse (Deuteronomio 14:12, Deuteronomio 14:28; Deuteronomio 32:11; Job 39:30; Apocalipsis 4:7).
El águila es frecuentemente asociada a las visiones de seres misteriosos que toman formas visibles por los hombres (Ezequiel 1:10). Ilustra también la rapidez con que se disipan las riquezas (Proverbios 23:5). En la visión de Ezequiel hay una semejanza de águila (Ezequiel 1:10; Ezequiel 10:14) que vuelve a mencionarse en Apocalipsis 4:7. En la parábola de Ezequiel 17, Babilonia y Egipto son comparadas a un águila.