Los apellidos no eran usuales entre los hebreos pero se añadía una indicación de su origen:

Jesús de Nazaret,

José de Arimatea,

María de Magdala,

Nahum de EIcos.

Podía ser también un patronímico:

Simón hijo de Jonás (Bar-Jonás),

Jacobo y Juan, hijos de Zebedeo.

También se podía hacer referencia a la profesión:

Natán el profeta,

José el carpintero,

Simón el zelota,

Mateo el publicano,

Dionisio el areopagita.


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