No existe virtualmente controversia en la cristiandad acerca del canon del NT, comprendido por los veintisiete libros conocidos (véase CANON). Los escritos apócrifos que, como tales, no recibieron entrada en el canon del Nuevo Testamento, se pueden clasificar así: 

  • (a) Evangelios apócrifos.

De carácter herético, se pueden mencionar:

el Evangelio de los Ebionitas,

el de los Egipcios,

el de Marción,

el de Pedro,

el de los Doce Apóstoles y

el de Bernabé y Bartolomé;

de carácter legendario y fantasioso, se conocen:

el Protoevangelio de Santiago,

el Pseudo-Mateo,

La Natividad de María,

el Evangelio de José el Carpintero,

la Dormición de María,

el Evangelio de Tomás,

el de la Infancia,

el de Pedro y 

el de Nicodemo.

Lo anterior no agota el catálogo, sino que es tan sólo una muestra de la gran variedad de escritos que se difundieron en los primeros siglos. Sus fechas de redacción oscilan desde el segundo siglo hasta el quinto, y su contenido va desde adiciones legendarias y fantasiosas a historias irreverentes y descabelladas, como en el «Evangelio» de Tomás. Se cuentan fantasías como aquella en la que el Niño hace unos pájaros de barro, a los que da vida, con lo que estos se lanzan a volar, y cómo el Niño con Su poder hizo morir a otro niño que le había contrariado. En estas historias se narran hechos absurdos y totalmente alejados del elevado carácter que se hace patente en todas las maravillas y obra obediente del Señor en los Evangelios canónicos. Ello muestra la decadencia a la que había llegado la cristiandad post-apostólica (cfr. la advertencia de Pablo en Hch. 20:28-31, etc.). Otros escritos son lisa y llanamente heréticos en muchas doctrinas, incluyendo el docetismo (herejía que pretendía que el cuerpo del Señor era una mera apariencia, y negaba la realidad de la Encarnación. [Véase ENCARNACIÓN]); hay también libros cuyo fin es la glorificación y exaltación de María.

  • (b) Hechos apócrifos.

Cabe mencionar:

los Hechos de Pablo,

de Pedro,

de Juan,

de Andrés,

de Tomás.

Novelescos, pero, peor aún, manchados con la herejía docetista, excepto el primero, y todos ellos defendiendo el ascetismo.

  • (c) Epístolas apócrifas.

Incluyen varias pretendidamente escritas por la Virgen, una por el mismo Señor, y otras por el apóstol Pedro (en las que hace un violento ataque contra Pablo; falsificación de evidente tendencia ebionita, véase EBIONISMO), de Pablo a Séneca, etc.

  • (d) Apocalipsis apócrifos,

de los que se pueden mencionar:

los de Pedro,

de Pablo,

uno no canónico de Juan,

de Tomás y Esteban,

e incluso uno de María.

Bibliografía:

Charles, R. H. ed.: «The Apocrypha and Pseudepigrapha of the Old Testament» (Oxford U. Press, Oxford, 1913);

James, M. R.: «The Apocryphal New Testament» (Oxford U. Press, Oxford, 1924).


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