La lengua aramea es una lengua semítica (noroccidental), originariamente el dialecto semítico de las tribus arameas que hacia el año 1200 a.C. penetraron en la región de cultura siropalestinense, fundando allí varias ciudades.
El arameo evolucionó en formas y dialectos diversos y se subdivide en arameo antiguo, medio y moderno. La lengua, siendo una rama de las semíticas, se caracteriza por el triliteralismo y por la importancia de las consonantes respecto de las vocales.
El arameo se habla en el segundo milenio antes de Cristo. En la Biblia queda un indicio de que Labán hablaba arameo en el nombre Jegar Sahaduta que dio al monumento erigido para recordar la alianza con Jacob, al que este último llamó en hebreo Galaad (Gn. 31:47). Ya en el siglo VIII antes de Cristo el arameo es una especie de lengua común, especialmente por la influencia del Imperio Persa. Éstos difunden el arameo por toda la Mesopotamia, y de esta época nos quedan documentos escritos en los monumentos y en distintas formas. En la época griega los judíos usaban el arameo y lo intensificaron en la vida diaria con el fin de resistir la cultura y costumbres helénicas. De esta época datan varios comentarios de las Escrituras judías. Como dialecto se usa todavía en ciertas poblaciones del Antilíbano. En el Nuevo Testamento aparecen varias expresiones arameas que no han sido traducidas al griego y que se encontrarán en su respectivo artículo. Una es: "ELÍ, ELÍ, ¿LAMA SABACTANI?" y otra es: "MARANATA".