Es distinto del bautismo con agua. El bautismo de Juan es asimismo contrastado con éste (Hch. 11:16; Mt. 3:11). El bautismo cristiano, aunque distinto, era con vistas a la recepción del Espíritu Santo (Hch. 2:38), pero no lo confiere (Hch. 19:5, 6). El bautismo del Espíritu Santo tuvo lugar en Pentecostés. El Señor dijo a Sus discípulos: «Vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo dentro de no muchos días» (Hch. 1:5). En Pentecostés los santos fueron todos bautizados por Él, un Espíritu en un solo cuerpo (1 Co. 12:13). Esto concuerda con el inicio de la iglesia en Pentecostés, y nos dice que nadie puede venir a formar parte del cuerpo de Cristo a no ser que el Espíritu Santo more en él, siendo así iniciado en él un cuerpo formado y caracterizado por el bautismo del Espíritu Santo una vez por todas.


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