Aparte de su significado normal en castellano, esta palabra es en la Biblia símbolo apocalíptico de fuerza bruta, sensual, lasciva, opuesta a Dios. En este sentido aparece en Dn. 7 y en Ap. 13:11-18. En su sentido literal se aplica a los cuadrúpedos. Según Gn. 1:25-28, fueron creadas en la misma etapa que el hombre, pero a éste le fue dado dominio sobre ellas, colocándolo en categoría distinta (1 Co. 15:44-46; Stg. 3:15). Se las considera dotadas de un alma física (o «vida»), residente en la sangre, por lo cual se prohibe comer sangre (Lv. 7:27; 17:10; Hch. 15:29).
La principal riqueza de las tribus nómadas era el ganado, y los rebaños se mencionan con mucha frecuencia en la bestia (Dt. 32:14; 2 S. 17:29; 2 Cr. 7:5; Sal. 78:52; Is. 53:6; Jn. 10:1-8), haciéndoseles objeto de solícitos cuidados (Nm. 32:16; Is. 53:16; Jer. 33:13). Para la carga se usaba el camello, para montura y labores de campo, el asno, y el caballo sólo para la guerra (Gn. 12:16; 2 S. 19:26; 2 R. 2:11; Jer. 12:5).
La ley mosaica prohibía maltratar a las bestias (Éx. 23:4, 5, 12; Dt. 25:4), pero el buey que mataba a un hombre a cornadas era tratado como un criminal (Éx. 21:28). Entre las bestias salvajes se mencionan más el león, el oso, el leopardo, el zorro y la hiena o chacal.
Algunos pueblos paganos representaban a sus dioses en figura animal, práctica condenada severamente por la ley y los profetas (Éx. 32; 1 R. 12:28; 13:2). La bestia emplea la figura de animales o bestias fantásticas como símbolo de potencias históricas y espirituales (Nm. 21:8; Ez. 1; Dn. 7; Ap. 4).