El nombre generalmente dado a las nueve afirmaciones de bendición en el Sermón del Monte, mostrando el carácter y la porción de aquellos que entran en el reino (Mt. 5:1-11). Se hallan en marcado contraste con la administración de la Ley, en la que hay una lista de maldiciones además de bendiciones. Cuando Israel entró en la tierra prometida se leyeron las bienaventuranzas al pueblo, pero también las maldiciones (Jos. 8:33-35).
Las bienaventuranzas son repetidas con algunas variantes por Lc. 6:20-23. Mateo, excepto la última, usa la tercera persona; Lucas la segunda. Mateo da ocho bienaventuranzas; Lucas, cuatro, la primera, segunda, cuarta y octava de Mateo. También Mateo da a algunas un sentido espiritual, mientras Lucas se limita a uno literal. Así, donde Lucas dice simplemente «pobres», Mateo dice «pobres en espíritu»; el «los que tienen hambre» de Lucas es «los que tienen hambre y sed de justicia» en Mateo. Sin duda, Jesús repitió muchas veces las bienaventuranzas en distintas formas, y a eso se deben esas variantes.