Traducción del término hebreo «nehosheth» y del griego «chalkos». En los libros más antiguos de la Biblia, «nehosheth» significa cobre (Gn. 4:22). Por ello podría traducirse frecuentemente como cobre, en lugar de bronce. El cobre se extraía por fusión del mineral (Dt. 8:9; Jb. 28:2). Todavía hay en el Líbano y en el país de Edom vestigios de antiguas fundiciones de cobre; se conseguía especialmente en la península del Sinaí, en Chipre, en Mesec y Tubal (Ez. 27:13). El bronce es una aleación de cobre con alrededor de un 30 % de zinc; no se halla en la Naturaleza, a no ser que sus componentes estén mezclados fortuitamente en la calamina. Se ha mantenido que el bronce no fue conocido sino hasta después del incendio de Corinto del año 146 a.C. Esta aleación se hubiera descubierto como resultado de la fusión accidental de diversos metales juntos, sin embargo, se han exhumado vasos de bronce de tumbas egipcias que datan de una época más remota.

También hay otro bronce, aleación de cobre y estaño, y diversas otras variedades, incluyendo con antimonio. Se utilizaba para la fabricación de utensilios como vasos, calderos, tenazas, tazones, garfios (Éx. 38:3; Jer. 52:18), armaduras y sus piezas, cascos, cotas de malla, escudos, puntas de lanza, e incluso, arcos (2 S. 21:16; 22:35; 2 Cr. 12:10), cadenas, espejos, refuerzos de puertas de ciudades, instrumentos musicales, y más tarde monedas (Éx. 38:8; 2 R. 25:7, 13; Is. 45:2; Mt. 10:9; 1 Co. 13:1; Ap. 9:20).

Con respecto a piezas de fundición se usaba el bronce. De bronce se hizo el revestimiento del altar y su reja el mar (o gran fuente) con su pedestal de bueyes (véase MAR DE BRONCE en el apartado (b)), así como las dos grandes columnas del templo de Salomón (1 R. 7:41-46; 2 Cr. 4:1-17). El bronce es símbolo de la justicia divina en lo que respecta a sus justas demandas sobre el hombre (cp. Ap. 1:15; 2:18).


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