Los bueyes se empleaban en la época bíblica y como animal de trabajo para arar (Dt. 22:10; 1 R. 19:10) y para trillar (Dt. 25:4; Os. 10:11).
El decálogo prohibe codiciar el buey del vecino (Éx. 20:17).
La carne se comía (Mt. 22:4).
La ley prohibe arar con buey y asno en una misma yunta (Dt. 22:10) o poner bozal al buey mientras trilla (Dt. 25:4).