En las ciudades antiguas las calles eran generalmente estrechas y sinuosas. Se las llamaba por su característica más sobresaliente y, así había calles llamadas «ancha», «recta», «del medio», «vieja», etc. (Esd. 10:13; Pr. 7:8; Jer. 6:11; Hch. 9:11; 12:10).
Había calles hechas únicamente para el tránsito de las personas, y las había especializadas en determinado tipo de ocupación o comercio; así había la de los carpinteros, la de los joyeros, la de los panaderos, etc. (Jer. 37:21).