Denota la mayor distancia que un judío podía caminar en sábado.

No hay instrucción alguna sobre esto en la ley, sino que cuando algunos del pueblo salieron en sábado a recoger maná, Moisés les reprendió: «Estése, pues, cada uno en su lugar, y nadie salga de él el séptimo día» (Éx. 16:29).

En la época del NT se aceptaba que una persona podía caminar una distancia de 2.000 codos (alrededor de 900 metros); esta distancia se había fijado en base a que cuando los israelitas estaban marchando en el desierto habían recibido la orden de mantener esta distancia del arca, llegándose a la conclusión de que cuando estaban acampados había la misma distancia entre el tabernáculo y las tiendas, y que este espacio era constantemente cruzado para la adoración. Cuando estaban ya en la tierra, la distancia se contaba desde la puerta de la ciudad desde la que salía el viajero (Hch. 1:12). Es posible que el Señor se refiera a esta costumbre cuando instruyó a Sus discípulos a orar para que, en el juicio sobre Jerusalén, su huida no fuera «en sábado» (Mt. 24:20).


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