La ceguera es extremadamente frecuente en Oriente; sus causas esenciales son la viruela y sobre todo la inflamación de los ojos, agravada por la intensa luz solar, la abundancia de un polvo tan fino como la harina y las minúsculas moscas.
Hay niños que nacen ciegos (Jn. 9:1) Ésta es la razón de que sean numerosos los mendigos ciegos (Mt. 9:27; 12:22; 20:30; 21:14).
La ceguera, total o parcial, puede provenir de la vejez (Gn. 27:1; 1 S. 4:15; 1 R. 14:4).
Los amonitas, filisteos, asirios, babilonios y conquistadores bárbaros sacaban los ojos a sus prisioneros de guerra (Jue. 16:21; 1 S. 11:2; 2 R. 25:7).
Algunas personas quedaron cegadas sobrenaturalmente por un cierto tiempo (Gn. 19:11; 2 R. 6:18-22; Hch. 9:9; 13:11).
La ley de Moisés exigía tratar a los ciegos con humanidad (Lv. 19:14; Dt. 27:18).
Se utiliza metafóricamente para describir:
el estado del hombre natural bajo la influencia de Satanás (2 Co. 4:4);
también del estado del creyente profeso que aborrece a su hermano (1 Jn. 2:11);
también de los israelitas en su profesión carente de corazón (Mt. 23:16-26);
y de la ceguera judicial sobre Israel (Jn. 12:40).