Una faja de tela o de cuero que acostumbran llevar los orientales para ceñirse cuando quieren correr, pelear o trabajar; en el campo y en el taller, las vestiduras sueltas que les caen hasta los pies.

Era símbolo de la actividad y la eficiencia (1 S. 2:4; Jb. 12:18; Is. 45:5; Hch. 12:8).

El cinturón apretado aumenta la fuerza de resistencia; luego sirve como símil de la fortaleza cristiana (Ef. 6:14; 1 P. 1:15).

El cinturón se hacía también de seda, algunas veces bordado (Pr. 31:24; Dn. 10:5; Ap. 15:6). A menudo era largo y ancho, dándosele varias vueltas.

A veces servía de bolsa, siendo en griego idénticas las voces «dinero» y «bolsa» (Mt. 10:9).

Se portaban a veces cuchillos o puñales prendidos en el cinturón. Allí también los escribientes llevaban sus tinteros de cuerno, y los carpinteros sus reglas (2 S. 28:8; Ez. 9:2).

Los cinturones de los sacerdotes eran de un lino extraordinariamente fino, colgando las puntas hasta los pies (Éx. 28:4, 39:40).


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