= «corte en redondo».
Operación por la que se cortaba el prepucio del miembro viril.
Fue el rito ordenado por Dios como señal del pacto hecho con Abraham y su descendencia, y también el sello de la justicia de su fe. Todos los varones de la casa de Abraham debían ser circuncidados, y después cada varón de su descendencia, al octavo día después de su nacimiento.
Significaba la consagración de un pueblo a Dios, separándose del mundo.
Durante los cuarenta años en el desierto este rito no se cumplió, pero al entrar en la tierra de Dios, todos fueron circuncidados en Gilgal, cuando el oprobio de Egipto fue quitado (Jos. 5:2-9).
La circuncisión vino a ser un sinónimo para Israel hasta el punto que eran «los circuncisos», y los gentiles «los incircuncisos» (Jue. 14:3; Ez. 31:18; Hch. 11:3).
En contra de los designios de Dios, la circuncisión devino en un acto meramente formal, cuando el pacto mismo fue dejado a un lado, y Dios habla de Israel como teniendo «corazón incircunciso» (Lv. 26:41). Esteban acusó al Concilio judío de ser «incircuncisos de corazón y de oídos» (Hch. 7:51). En Ro. 4 Abraham es presentado como «padre de la circuncisión», esto es, de los que creen y son el pueblo verdaderamente separado de Dios.
Por ello, la circuncisión es el tipo del crucificar la carne, con todo lo que ello comporta (Ro. 6:6; cp. Col. 2:11; Fil. 3:3).
El rito de la circuncisión era también practicado por algunos otros pueblos, como los egipcios, para los cuales era un rito de iniciación a la pubertad, con un significado muy distinto del que tiene en el AT. En cambio, los filisteos, fenicios, moabitas, amonitas, sirios, asirios, babilonios, y diversas otras naciones con las que los israelitas tuvieron relaciones históricas eran ajenos a esta ordenanza.