La primera mención que se hace en la Biblia de una transacción comercial es la compra de un campo por Abraham a Efrón heteo (Gn. 23:3-20). En el v. 16 se menciona el dinero a peso, el siclo, de curso aceptado entre los mercaderes.
Canaán era una encrucijada de las rutas mercantiles, uniendo Mesopotamia con Egipto (cp. también Gn. 37:25, 28). De ello sacó gran partido Salomón, al controlar esta ruta (1 R. 10:14-29; 1 Cr. 9:13-28). Posteriormente, Judá se dedicó a comerciar con Egipto (Os. 12:1), mientras Israel traficaba con sus vecinos del norte (1 R. 20:34). Después del exilio se hace mención de los feriantes que iban a Jerusalén (Neh. 13:16 ss.). Los judíos exportaban trigo, miel, aceite y resina (Ez. 27:17), entre otras cosas.
Se hace mención del comercio de Tiro (Ez. 27:5-24).
En el NT se cita a Lidia como vendedora de púrpura (Hch. 16:14); se dan advertencias en cuanto al engreimiento (Stg. 4:13), y se menciona en relación con la gran Babilonia (Ap. 18:1-23), entre otras menciones.