Son dos libros históricos del AT.

(a) Introducción.

Es evidente que son de un solo autor; ambos libros presentan una evidente unidad de plan y de propósito, unidad que quedaría quebrantada si estos libros fueran separados. En el antiguo canon hebreo estos dos libros formaban una sola obra. En la LXX quedó dividida en dos, división que finalmente quedó admitida en las ediciones impresas del canon hebreo.

El nombre hebreo de estos libros es «Actas de los días», esto es, Anales. En la LXX se titulan Paralelipómenos, que significa «Las Omisiones». Este título, mal elegido, indica erróneamente que esta obra sería meramente un suplemento a los libros de Samuel y de Reyes, en tanto que en realidad tiene un propósito particular. El nombre de Crónicas proviene del título Cronicón que Jerónimo dio a estos escritos. Las consideró como una crónica de toda la historia sagrada.

Las Crónicas se dividen de una manera natural en 2 secciones:

(A) Las genealogías, sobre todo las de Judá, Benjamín y Leví, desde la creación hasta el regreso de los exiliados en Babilonia (1 Cr. 1-8), con una lista de los que moraban en Jerusalén probablemente antes del exilio (1 Cr. 9:1-34). La genealogía de Saúl y de Jonatán, y el relato de su muerte (1 Cr. 9:35-10:14) forman la transición entre ambas secciones.

(B) La historia de los israelitas, y más especialmente la de Judá, desde la consagración de David hasta el retorno de los exiliados en Babilonia (2 Cr. 11-36).

El brusco final de Crónicas, la analogía de sus últimos versículos con los de Esdras 1, han hecho pensar que Crónicas y el libro de Esdras habían sido originalmente una sola obra ininterrumpida. Pero se pueden dar hipótesis acerca de estos versículos:

(A) Se trata, tanto en Crónicas como en Esdras, de citas de un solo y mismo documento oficial.

(B) O bien, como es más probable, uno de los libros recogió los versículos del otro.

Estos escritos, como un plan diferente, no constituyeron jamás una sola obra. La tradición más antigua jamás los ha considerado como un solo libro aunque hubieran podido ser escritos por un mismo autor.

(b) Fecha.

El primer dato que tenemos acerca de la fecha de las Crónicas se halla en las genealogías.

La descendencia de David queda indicada hasta una fecha más reciente que cualquier otra genealogía. Al mencionarse los nietos de Zorobabel (1 Cr. 3:19-21), esta obra no puede haber sido mencionada mucho tiempo antes de la época de Esdras. Se afirma con frecuencia que en la genealogía se hallan registrados los descendientes de Zorobabel hasta la 6ª generación (1 Cr. 3:21-24), pero no existe la menor prueba de que las familias enumeradas en la 2ª parte del versículo sean descendientes de Hananías, el hijo de Zorobabel. Su extracción, y la de Secanías, cuya descendencia es citada de manera detallada (21-24), no queda indicada. La no conexión de ciertas familias aparecía comúnmente en estas genealogías; en caso de que el texto no sea defectuoso, este hecho significa que la familia así colocada libremente en el catálogo pertenecía al clan o a la tribu con la que se halla registrada, aunque su filiación no quede determinada.

Las 4 familias citadas en el v. 21 eran de la línea de David, colaterales con la descendencia real a través de Hananías, hijo de Zorobabel.

Los otros datos indican asimismo la época de Esdras. La suma ofrecida para el templo se da en moneda persa y no griega; 1 Cr. 29:7 habla de dáricos, lo que revela que el imperio griego no había todavía suplantado al persa cuando las Crónicas fueron redactadas.

El término «Birah», palacio o castillo, para designar al templo, indica una época no posterior a la de Nehemías, ya que después de él «Birah» no significaba el templo, sino una fortificación erigida por Nehemías (Neh. 2:8; 7:2); para distinguir este edificio del templo y de los demás edificios, recibió la designación de ciudadela o fortaleza.

(c) Autor.

La tradición atribuye las Crónicas a Esdras. W. F. Albright sustenta esta postura, y piensa que esta obra fue escrita por él entre el año 400 y 350 a.C. Los críticos modernos proponen por lo general una fecha más tardía, pero los argumentos presentados contra la fecha tradicional no son concluyentes. El vocabulario del cronista es semejante al de Esdras y de Nehemías, y data de la misma época. La interpretación del texto actual de la genealogía de 1 Cr. 3:17-24 no permite fijar una fecha con certidumbre.

(d) Crítica.

Los críticos han puesto también en duda la exactitud histórica de estos libros. W. F. Albright escribe, sin embargo: «Las Crónicas contienen un número de documentos originales con respecto a la historia de Judá, que no se hallan en los Reyes... y el valor histórico de estos anales originales queda demostrado por los descubrimientos arqueológicos (Basor 100,1945, p. 18).

Por el cuidado que tiene en citar sus numerosas fuentes, el autor muestra precisamente que es un historiador digno de confianza. Es cierto que las Crónicas destacan en particular en la historia el hecho de que la observancia de la ley y del culto de Moisés asegura la bendición de Israel. Pero, como lo ha señalado acertadamente W. A. L. Elmslie, esta aportación «es de gran valor. porque clarifica el punto de vista de los sacerdotes y de los levitas de después del exilio con respecto al pasado».

(e) Orden.

Las Crónicas forman parte de los hagiógrafos (escritos santos) que constituyen la última sección del canon hebreo. Los masoretas, seguidos generalmente por los mss. españoles, han situado las Crónicas a la cabeza de los hagiógrafos e inmediatamente delante de los Salmos. En las ediciones impresas de la Biblia hebrea, y en los mss. alemanes y franceses, las Crónicas siguen a Esdras y Nehemías y son el último libro de su sección. Es probable que estuvieran en este orden en tiempos de Cristo, ya que Zacarías, que sufrió una muerte violenta, es citado como el último de los profetas (Mt. 23:35; Lc. 11:51; cp. 2 Cr. 24:20-22). Para los anales de los reyes de Israel, véase REYES (LIBROS DE LOS).


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